Un viaje muy esperado (4a. parte)

El viaje se está acercando a su final. Pero hoy les contaré del día que estuvimos en Toronto. Resulta que llegamos de noche a la ciudad. Y el guía del tour nos dijo que esta era nuestra única oportunidad de visitar la Torre CN porque por la mañana no tendríamos tiempo. Ni bien llegamos al hotel, aventamos las maletas y nos lanzamos. Nos fuimos caminando, pues relativamente estaba cerca del hotel (20 minutos)y nos dolió el codo pagar el metro o el taxi. Además, caminamos por la calle principal de Toronto, la calle Yonge, que tiene una parte muy similar a Times Square en Nueva York. Inclusive, nos comentó el guía que Toronto muchas veces la usan para filmar películas que simulan estar en Nueva York, pues sale más barato filmar ahí que en la gran manzana. en fin, les digo que es una parte muy similar pues tiene grandes anuncios espectaculares iluminados...igual que allá en NYC.
Total, que comenzamos a caminar y finalmente llegamos a la Torre. Esta Torre es un mirador gigante que en su momento se construyó como una antena para televisar las olimpiadas de 1976 que se celebraron en Montreal. La torre mide 440 metros y es el mirador más alto del mundo, según se muestra en los archivos de la misma torre. Pagamos nuestro boleto por entrar y subimos hasta el mirador más alto, pues hay dos. Primero subimos al más alto que es una cosita super reducida de tamaño y la verdad si te da vértigo recomiendo ni subir. Aparte, el elevador es transparente y ya te imaginarás lo que se siente subir y ver que vas subiendo. Luego bajamos al mirador de enmedio, donde parte del piso es de vidrio y bueno...no les quiero contar la sensación que experimenta el cuerpo humano al estar sobre vidrio a 400 metros de altura......sientes horrible!!! después de un tiempo te acostumbras, pero hubo gente que se la pasó gritando todo el tiempo de los nervios! No pude tomar fotos muy buenas porque era de noche, pero de día debes tomar unas fotos increíbles ahí.
Ahí en la torre nos encontramos con más gente del tour y una vez que bajamos decidimos ir a cenar los 6 (tres parejas) a un restaurante que nos recomendó el guía. Se llama Rich Tree y el concepto es fenomenal. Tu entras y es como si entraras a un mercado donde todo está crudo o listo para cocinarse y vas eligiendo lo que quieres que te preparen y lo hacen ahí mismo al momento y frente a ti. Te entregan como una tarjeta de crédito con la que vas eligiendo lo que comerás y al final, pagas con esa tarjetita, bueno, la desliza la cajera y ya te sale el total de lo que consumiste.
Al día siguiente nos dieron el tour por la ciudad. Nos pasearon por el ayuntamiento de Toronto, por la universidad, en fin, por algunos de los barrios más bonitos de la ciudad. De ahí, le dijimos adiós a Toronto, y nos fuimos bordeando por el Lago Ontario, uno de los grandes lagos de Norteamérica.
De Toronto, seguimos nuestro camino hacia las cataratas del Niágara, pero antes, nos pasearon por el valle del Niágara, que, hay que decirlo...es hermoso. Según nos explicaron tiene un clima benigno y gracias a eso, se da un muy buen vino en la región, lo que pudimos constatar pues abundan las casas vinícolas. Además, producen un vino de esa región, que se llama "icewine". Compré dos botellas. Ya lo probé. Es un vino blanco dulce, que se sirve helado, como postre, preferentemente de noche y según entiendo sólo se produce en esa región.
Paseamos por la zona....atravesamos un pueblito que se llama Niagara on the Lake que es muy hermoso...victoriano, diría yo.
De ahí...seguimos hacia un mirador desde donde pudimos apreciar el río Niágara.....señal que pronto nos encontraríamos con las grandes cataratas.
Y sí...finalmente estuvieron frente a nosotros las imponentes cataratas del Niágara. Y una vez que estuvimos frente a ellas, mi marido y yo solamente pudimos expresar nuestro asombro frente a lo que la naturaleza logra hacer.
Por la temporada en la que fuimos, ya no pudimos hacer el famoso paseo en barquito por el río, pero nos llevaron a los tuneles escénicos que no es otra cosa más que ver las cataratas por detrás. Sí, te bajan como 40 metros bajo tierra por unos elevadores y te meten a unos túneles que excavaron para que desde ahí, veas las cataratas. No hay palabras para describir esa sensación. El ver los litros y litros de agua que caen y la fuerza con la que caen....indescriptible.
De ahí nos llevaron a comer a un restaurante giratorio en una torre altísima desde la que se tiene una vista maravillosa de las cataratas. Tomamos unas fotos muy padres desde ahí.
Nos llevaron al hotel y no más dejamos maletas y nos lanzamos otra vez a las cataratas, porque ahora yo quería verlas de noche. Uf. Hacía un frío tremendo por la humedad de las cascadas, pero no importó porque logramos verlas iluminadas de todos los colores...morads, amarillas, naranja, verde, rojas, rosas...azules, blancas...en fin!
Algo que debo comentar es que Canadá es carísimo! Nos fuimos a comer a un Fridays antes de irnos al hotel...y nos salió carísima la comida. Siempre había tenido la idea que Canadá era barato, pero eso no era más que una preconcepción que yo tenía.
Otra cosa que no he comentado es que de Canadá traje muchísimos dulces hechos a base de maple. Bueno, traje obvio, miel de maple, fudge de maple, dulces de maple, paletas de dulce de maple, galletas de maple, y dúlces de azúcar de maple.....también traje unos chocolates rellenos del icewine que les comenté arriba y traje té de maple y té de icewine. Todavía no pruebo muchas cosas, pero en cuanto lo haga, les comentaré el punto
En fin. Al día siguiente, salimos muy temprano del hotel, para dirigirnos a la frontera con EUA. Atravezamos por Buffalo, Nueva York y de ahí....nos dirigimos nuevamente hacia la gran manzana..y sí...nuevamente bajo una pertinaz lluvia.....tal parece que mi marido y yo llevamos la lluvia a Manhattan.
La próxima será la última entrega del viaje. Los últimos días en Manhattan.