Un viaje muy esperado (3era. parte)

En la última entrega me quedé en que habíamos llegado a Montreal y habíamos paseado por la noche por la ciudad.
Pues bien, al día siguiente, martes 23 de octubre, nos pasearon por la ciudad, de día. Desafortunadamente llovió mucho ese día. Estuvo nublado todo el tiempo y esa lluvia que en mi casa le dicen "mojapendejos".....finita, finita, pero como molesta.
Nos llevaron a conocer el oratorio de San José, nos llevaron a un mirador, que tristemente, no valió la pena pues con tanta nube, no se veía nada de la ciudad. Luego nos llevaron a la catedral de Notre Dame, que debo decirles que, por dentro, es mucho más espectacular que la original parisina. Por fuera, para mi gusto, la parisina es muchísimo más linda e impresionante, pero por dentro, la canadiense se la lleva por mucho!!! En fin, nos siguieron paseando por toda la ciudad en el camioncito y al mediodía nos llevaron al hotel y por la tarde tendríamos tiempo libre.
Como el hotel estaba relativamente bien ubicado en el centro de la ciudad, pues le dije a mi marido que saliéramos a caminar, aunque lloviera, al cabo que traíamos nuestros paraguas. Total que como él quería ir a conocer el Hard Rock Café pues salimos a caminar. Fuimos a la tiendita del Hard Rock, pero no vio nada que le gustara y seguimos caminando. Como estaba lloviendo más fuerte optamos por adentrarnos a la ciudad subterránea de Montreal.
Bueno, esto merece un tema aparte. Resulta que Montreal tiene una ciudad subterránea. Sí, como lo leen, una ciudad abajo de otra. Según nos explicó el guía, mucho influyó en su construcción el clima de la ciudad, que de esta manera, teniendo centros comerciales, bancos, restaurantes, metro, en fin, todo al alcance de su mano de manera subterránea, pues no importa que arriba estén a 10 grados bajo cero, ello siguen haciendo su vida. No sé cuántas manzanas completas tienen desarrolladas abajo y siguen desarrollando más. Aparte, no crean que es un piso el que construyeron...no...son como 5 o 6 pisos hacia abajo. La verdad....nos impresionó muchísimo y bueno, nos fue útil, pues con la lluvia...ni la sentimos ya estando ahí abajo. Cuando por fin decidimos salir para ir al hotel, pues seguía lloviendo con fuerza y ahora con viento y la temperatura comenzó a bajar. Algo que no les había comentado es que hasta este día, en las vacaciones nos hizo un clima super agradable...podías andar en una camiseta tranquilamente y no había problema con el clima, hasta ese día en Montreal, que de tener una temperatura de 20 grados al mediodía, para la noche, ya estábamos en 5 grados y lloviendo.
Al día siguiente, dejamos Montreal muy temprano, para dirigirnos a Ottawa, la capital de la nación de la hoja de Maple. Honestamente, cuando leí que el tour incluía visitar Ottawa, pensé que podíamos omitir esa ciudad, pues imaginé que no tendría nada interesante que ofrecer. Bueno, pues me equivoqué y mostré nuevamente mi ignorancia. Ottawa es una ciudad lindísima. Muy limpia. Es pequeñita, para ser la capital de Canadá, pero de verdad que a mi me impresionó muchísimo.
Según nos explicaron Ottawa quiere decir encuentro de 3 ríos en lengua nativa, y es que efectivamente, hay 3 ríos que confluyen en la ciudad. Otra cosa es que Ottawa ya está en otra provincia distinta a la que ocupan Montreal y Quebec. Ottawa está exactametne en la frontera con Quebec, pero ya es provincia de Ontario. En Ottawa se habla inglés y francés, pues al ser la capital de una nación donde se hablan dos idiomas, pues necesariamente debe ser bilingüe.
Bueno, me impresionó el Parlamento Canadiense. es una plaza increíblemente hermosa...muy inglesa en su disposición. Fuimos a conocer el Museo de las Civilizaciones, cuyo arquitecto es nativo canadiense, y lo mostró al hacer la fachada del museo con la forma de la cabeza de un indio canadiense. Muy original.
Ahí en Ottawa probamos una chuchería que se llama "cola de castor", que no es otra cosa más que una masita que se fríe, y una vez caliente y frita, le echan encima maple y nueces....muy sabrosita.
Ahí en Ottawa, también nos llevaron a conocer un parque que bueno, a mi me fascinó. Ahí, por fin, pude vivir realmente un otoño diferente. Estaba lleno de ardillas negras (en mi vida había visto una ardilla negra, sólo pardas), las hojas de los árboles eran todas amarillas, rojas ,cafés, marrones...bueno, cualquier tonalidad otoñal que se quieran imaginar. Tengo fotos muy hermosas que tomamos en ese parque maravilloso.
Una vez que dejamos Ottawa, nos dirigimos hacia un pueblecito que se llama Brockville, en donde nos llevaron a tomar un pequeño crucero por el Río San Lorenzo. Esa zona se conoce como "las mil islas" y según nos explicaron, ahí se creo el famoso aderezo "mil islas" que tomó su nombre de esta zona del Canadá. El paisaje es muy lindo y en esa zona habita una especie de garza de color azul que es endémica del área. Nos tocó ver una.
Una vez que terminó el crucero, dejamos Brockville para dirigirnos a Toronto....una ciudad cosmopolita. Pero eso se los contaré en mi próxima entrega.